Seguro que a muchos os
ha pasado que tenéis muchos ideales en la cabeza. La idea de encontrar
el/la chic@ ideal es muy tentadora, tanto que muchas veces se nos escapa de las
manos y en nuestra mente se empieza a formar un cúmulo de imágenes e ideas
sobre cómo debería de ser esa persona tan especial. A veces nuestros ideales
van tan allá de lo que es real y nos desilusionamos cuando descubrimos que
quien nos gusta no era en realidad la persona que teníamos en mente. Entonces
empiezan los problemas, las preguntas y los llamados “cacaos mentales”... sin
duda todo un dilema.
¿Pues a quién no le ha
pasado? ¿Qué chica nunca ha soñado con su príncipe de cuentos de hadas? Con su amor perfecto, alguien que sea
caballeroso, respetuoso y os trate con mucha delicadeza. ¿Qué chica nunca ha
soñado que un día se levantaba con un “buenos días princesa”? ¿Qué chica nunca
ha deseado tener un chico para toda su vida, del cual nunca se pueda
cansar y nunca existan los celos para interponerse en tal relación?
¿Qué chico nunca ha
pedido tener a una chica que le cuidara? ¿Qué chico no ha deseado tener a
alguien a su lado para que le apoye?
Sin duda los ideales
es algo que tiene toda la gente, y cuando llegas a tal punto que te planteas si
realmente existe todo esto o no, en tu cabeza se produce tal imperativo:
“DESPIERTA”.
No existen los chicos
caballerosos, no existen las flores en todas las citas, no existen las
princesas en apuros y tampoco existe el “felices para siempre jamás”. No existen
los chicos perfectos y tampoco las chicas perfectas, las personas no somos
moldes, no somos ideales de belleza ni de pensamiento, no tenemos una lista que
coincide con los ideales de cada uno. El amor no tiene un: “felices para
siempre”.
Sin embargo,
y eso sí, en cada corazón de un chico siempre se esconde algo de virtud
de un caballero, en cada corazón de una chica siempre hay una calidez
latente. Puede que no existan los ideales, pero si que existe gente que se
aproxima a ellos, pues al final de todo, no amamos a la gente por lo mucho que
se asemeja a nosotros, no amamos la gente por todas sus virtudes; al final
acabamos amando porque la otra persona nos complementa, y porque la queremos a
pesar de todos sus muchos defectos. El amor no es simple, no tiene un final
destinado a ser feliz, pero sí que implica una felicidad mientras dura y
quienes persisten en la lucha, acaban siendo felices.
Escrito por: Mireia Suades Molins
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