La pasada semana
Google fue multado por no respetar la privacidad. Esto no sería noticia si no
fuese porque la cosa ha ido más allá. El importe de la sanción no representa
prácticamente nada para una empresa tan grande como es esta. Hablamos de
150.000€, calderilla que se paga sin rechistar con tal de seguir haciendo lo
que les da la gana con total normalidad.
Google ya ha
recibido otras multas sobre este tema, pero esta viene de Francia, donde las
leyes de privacidad del país han sido incumplidas y consecuentemente se ha
aplicado la legislación. La multa impuesta es la máxima prevista por la
legislación francesa para este tipo de faltas y la mayor de la historia del
organismo.
El organismo
responsable ha sido la Comisión Nacional francesa de Informática y Libertades
(CNIL) alegando que no se ha respetado desde Google la ley de protección de
datos impuesta en marzo de 2012.
Francia no se ha
conformado con el dinero y ha querido ir más allá. Ha impuesto una humillación
pública a la compañía obligando a mostrar durante dos días el siguiente mensaje
en google.fr:
“Communiqué: la
formation restrente de la Commission nationale de l’informatique et des
libertés a condamné la societé Google à
150.000 euros d’amende pour manquements à la loi <<informatique et
libertés>> …”
Este texto se
mostró durante este fin de semana pasado, aprovechando que es cuando hay menos
afluencia de tráfico en el buscador.
Esta novedad de
humillar a los infractores viene de la antigüedad cuando a las personas que cometían
algún delito se les paseaba por todo el pueblo con un cartel colgando donde se decía
lo que habían hecho. Solía ser peor este paseíllo que la condena en sí y
Francia ha querido volver atrás en el tiempo y adaptar este sistema a las
nuevas tecnologías.
Es un tipo de castigo
diferente en el que no sólo se tienen en cuenta si la empresa puede pagar la
multa sin más, sino que se intenta “dañar” la marca y hacer público la falta que
se ha cometido. Castigos 2.0.
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